Odiseas de un diàlogo
Cuán naufrago destino de quienes impetuosamente amaron ¡Oh! Hàlito indiferente que me condenas a rastrear en las luctuas riberas unos hollados que al tiempo son infalible. Ayer como hoy camino a la aventura abstracta al visaje, modesto periplo refiriendo ósculos cirios al ocaso, palpo descender la aurora a la sabana recaido en la rumorosa lontananza sin dominación de gloria, el coruscado sol aduce como el áureo bronsal del día que columbras, la undosa cámara acolchonante, el aire cruza sin rumor ni trizeo, la silenciosa laguna en cuyo encanto visible vertio el humo discreto. Las garzas taciturnas marchan lejos con estelas distas de trazos leve al ovoide infractuoso. Medito con dolencia, me inclino tras el cansancio del trecho que en eclipse universal proyecta vestigios.